Las gruesas paredes aumentan la diversión en casa al saltar más alto y su chirrido singular se combina con largas sesiones de juego que satisfacen el instinto de persecución del perro. Su fabricación en una sola pieza y su exterior rugoso añaden mucho tiempo de diversión en una pelota de tenis sin fieltro. Este juguete es ideal para juegos interactivos que favorezcan la participación constante de los perros y sus padres humanos.